Comisión de Educación 17.10.2007 pág 1274
"La novedad de los currículos de infantil es que las áreas de aprendizaje del segundo ciclo se van a fortalecer en orden a aprovechar y encauzar la curiosidad y el enorme potencial de aprendizaje de los niños a estas edades. Queremos que sepan realizar sumas y restas, resolver problemas sencillos, leer y escribir palabras y oraciones sencillas e iniciarse en el uso de una lengua extranjera. Éstos son algunos de los objetivos que planteamos para este tramo de edad." Carmen Pérez Llorca dixit cuando empezó el ataque sin cuartel contra la infancia.
Dicho de otra manera, obviando los objetivos establecidos para la edad por la LOE y el respeto al desarrollo infantil, la Consejería va a delantar el fracaso escolar actuando en contra de la psicología evolutiva, de la pedagogía de la etapa, de las prácticas de países exitosos como Finlandia o de las recomendaciones como el Informe Cambridge o el informe elaborado por la OCDE "Niños pequeños, grandes desafíos". Todo ello planteado en aulas masificadas que llegan a los 27 niños de 3 años. Perjudica a todos y castiga, especialmente, a los niños de entornos desfavorecidos.
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La política antipática, antigua, autoritaria y antisocial llevada por el Partido Popular al frente de la Comunidad de Madrid pretende acabar con lo público y con los avances sociales de nuestra comunidad. Por educación y por sanidad es necesario Recuperar Madrid.
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domingo, 28 de octubre de 2007
sábado, 13 de octubre de 2007
Se regala suelo público a la enseñanza privada
En los últimos siete años en la Comunidad de Madrid se ha colgado el letrero de “Se regala suelo público para colegio concertado”. Según denuncian los sindicatos y la oposición, desde el año 2000, los ayuntamientos han cedido 50 parcelas municipales para estos centros privados que reciben dinero público para escolarizar a niños.
“Con los irrisorios precios de salida, se ve que la concesión está amañada”, señala Eduardo Sabina, portavoz de Educación de UGT. La cesión se realiza tras una subasta pública de parcelas de la Administración para colegios concertados. El plazo de la concesión del suelo oscila entre 50 y 75 años.
Ya se han dado entre 500.000 y 700.000 metros cuadrados “casi regalados”, en estas dos legislaturas, calcula Sabina. Cuenta, por ejemplo, que se otorgan parcelas de 22.000 m 2 con precios de salida totales de 4.500 euros. En la puja, los adjudicatarios las consiguen sin siquera duplicar esa cantidad. Lo compara con el precio de la vivienda: “Mientras un ciudadano paga en Madrid alrededor de 16.000 euros al año por un piso de 100 metros cuadrados, un colegio privado da la mitad por más de 20.000”.
“Con los irrisorios precios de salida, se ve que la concesión está amañada”, señala Eduardo Sabina, portavoz de Educación de UGT. La cesión se realiza tras una subasta pública de parcelas de la Administración para colegios concertados. El plazo de la concesión del suelo oscila entre 50 y 75 años.
Ya se han dado entre 500.000 y 700.000 metros cuadrados “casi regalados”, en estas dos legislaturas, calcula Sabina. Cuenta, por ejemplo, que se otorgan parcelas de 22.000 m 2 con precios de salida totales de 4.500 euros. En la puja, los adjudicatarios las consiguen sin siquera duplicar esa cantidad. Lo compara con el precio de la vivienda: “Mientras un ciudadano paga en Madrid alrededor de 16.000 euros al año por un piso de 100 metros cuadrados, un colegio privado da la mitad por más de 20.000”.
lunes, 8 de octubre de 2007
Las ratios bajas favorecen a los más desfavorecidos
Se suele afirmar que la mayoría de los que hoy somos mayores nos educamos en clases con unos cuarenta alumnos y que, entonces, aprendíamos más. Es decir, más que los niños actuales con ratios por aula teóricas de 25 en primaria y 30 en secundaria. Con esta afirmación se suele justificar la extendida práctica de que colegios privados y públicos superen las ratios legales. De todos modos…
De todos modos, si echamos un vistazo en Internet al informe ““Reducing Class Size: What Do We Know?” elaborado por la Secretaría de Estado de Educación de EEUU (su Ministerio de Educación) que resume la investigación sobre la incidencia de varios proyectos experimentales de reducción de las ratios sobre el rendimiento académico y sobre el clima escolar veremos las siguientes conclusiones.
Se han encontrado significativos efectos positivos de la reducción de la ratio cuando:
a) ésta se sitúa entre 15 y 20 (y de ahí hacia abajo mejor todavía)
b) cuando esta reducción se realiza en los primeros cursos (hasta cuarto de primaria),
c) son los alumnos más desfavorecidos social y económicamente los que más se benefician de clases más pequeñas.
Cuanto más reducida es la clase más difícil es escaparse a la influencia positiva de las situaciones de aprendizaje ya que se dispone de una atención más individualizada por parte del profesor que puede dedicar más tiempo a cada alumno y, por lo tanto, de una mejor situación para atender a la diversidad de los alumnos.
También aumenta el espacio físico disponible, se reduce el nivel de ruido, disminuyen las posibilidades de distracción y se produce una mejora de la gestión del aula.
Esta mejora del ambiente también tiene una incidencia positiva sobre los resultados académicos.
Parecen verdades de Perogrullo, pero por lo visto hay que recordárselo a los consejeros que sucesivamente desgobiernan nuestra Comunidad.
En ningún sitio de España se está aplicando una política educativa tan ignorante, rancia, insolidaria y clasista socialmente como en la Comunidad de Madrid.
De todos modos, si echamos un vistazo en Internet al informe ““Reducing Class Size: What Do We Know?” elaborado por la Secretaría de Estado de Educación de EEUU (su Ministerio de Educación) que resume la investigación sobre la incidencia de varios proyectos experimentales de reducción de las ratios sobre el rendimiento académico y sobre el clima escolar veremos las siguientes conclusiones.
Se han encontrado significativos efectos positivos de la reducción de la ratio cuando:
a) ésta se sitúa entre 15 y 20 (y de ahí hacia abajo mejor todavía)
b) cuando esta reducción se realiza en los primeros cursos (hasta cuarto de primaria),
c) son los alumnos más desfavorecidos social y económicamente los que más se benefician de clases más pequeñas.
Cuanto más reducida es la clase más difícil es escaparse a la influencia positiva de las situaciones de aprendizaje ya que se dispone de una atención más individualizada por parte del profesor que puede dedicar más tiempo a cada alumno y, por lo tanto, de una mejor situación para atender a la diversidad de los alumnos.
También aumenta el espacio físico disponible, se reduce el nivel de ruido, disminuyen las posibilidades de distracción y se produce una mejora de la gestión del aula.
Esta mejora del ambiente también tiene una incidencia positiva sobre los resultados académicos.
Parecen verdades de Perogrullo, pero por lo visto hay que recordárselo a los consejeros que sucesivamente desgobiernan nuestra Comunidad.
En ningún sitio de España se está aplicando una política educativa tan ignorante, rancia, insolidaria y clasista socialmente como en la Comunidad de Madrid.
domingo, 7 de octubre de 2007
Lo mejor que puede hacer un país sensato es invertir en educación
Unas dotaciones suficientes a la escuela pública son la mejor garantía para que el derecho de todos los ciudadanos a disponer de la misma igualdad de oportunidades sea un derecho real y no sólo teórico.
Los hijos de inmigrantes suponen ya, en este curso 2007-2008, el 9,4% del total de alumnos (7,2 millones) matriculados en los diversos ciclos de educación no universitaria. Hace apenas diez años, el porcentaje de alumnos extranjeros sólo representaba el 0,7% del total. Estas cifras hablan por sí solas de la revolución que se está operando en la estructura social de nuestro país, que se acelerará en el futuro al impactar el auge de la inmigración sobre unas tasas demográficas «endógenas» -la población española de «toda la vida»- de signo inverso y decreciente. Los problemas de integración en la escuela se agudizarán, además, por la concentración de estos alumnos extranjeros en los segmentos de menor edad, los correspondientes a la ESO y la educación primaria, en los que se decide casi definitivamente el futuro de una persona. Esta situación puede llegar a ser explosiva si agranda, como parece probable, nuestros niveles de abandono escolar, el de los muchachos que dejan el colegio después de los 16 años, al terminar la ESO, que en el año 2006 fueron el 29,9% del total. Las deserciones prematuras (añadidas al fracaso de los estudiantes que ni siquiera finalizan la ESO) son de las más altas de la Unión Europea, que cifra en el 10% el nivel máximo aceptable, y condenarán a muchos individuos a ser unos parias en los mercados de trabajo, al mismo tiempo que disminuirán la productividad de la economía española.
Lo mejor que puede hacer un país sensato es invertir en educación. Hasta los primeros liberales de la escuela clásica coincidían en esto. En plena luna de miel victoriana, el gran economista británico William Stanley Jevons (1835-1882), aunque combatía la existencia de hospitales públicos «porque fomentan en las clases más pobres un sentido de dependencia de las clases más ricas en lo que respecta a exigencias normales de la vida a las que se les debe incitar a atender por sí mismas», era sin embargo firme defensor de un elevado gasto estatal en educación para mejorar el «carácter» de los pobres.
Según datos del curso 2006-2007, la escuela pública incluye a dos tercios del alumnado (el 67,6% del total) y tiene casi el monopolio de la formación de los hijos de los inmigrantes (el 82,1% del total de extranjeros). Es decir, cuatro de cada cinco alumnos extranjeros dependen de los colegios de la red pública, que deben hacer frente a un abigarrado conjunto de procedencias geográficas, culturas e idiomas diferentes, en muchos casos sin una formación previa del alumno en su país de origen. Lo que une a estos muchachos, exclusivamente, es su pertenencia a los estratos económicos más pobres de nuestro país. Todo ello conjura el espectro de una educación dual (una para pobres y otra para ricos) y graves problemas de integración comunitaria que afecta también a los alumnos nativos, ya que su rendimiento escolar es mucho más problemático en esta Babel educativa, a pesar de las aulas de apoyo y las clases de educación especial que se están estableciendo. Y agota a numerosos profesores, ante la carencia de suficientes plazas de refuerzo y la falta de consideración social y profesional con la que les venimos castigando injustamente.
Unas dotaciones suficientes a la escuela pública son la mejor garantía para que el derecho de todos los ciudadanos a disponer de la misma igualdad de oportunidades sea un derecho real y no sólo teórico. En España esto no es así en absoluto y resulta sorprendente que un Gobierno de la izquierda prefiera una política de subsidios efectistas a golpe de talonario y tambor mediático. Y más sorprendente aún que se refuercen los conciertos con los centros católicos desviando fondos públicos a entidades privadas que deberían actuar plenamente en el mercado y no mediante este trasvase financiero de rentas a favor de segmentos sociales más acomodados. Y aún se entiende menos que, sin discusión alguna, destacados socialistas reclamen la supresión sin matices de los impuestos patrimoniales como si la española fuera una sociedad tan igualitaria y homogénea que encabezara la Champions League de la economía europea. No hay peor cosa que soñar despierto, Presidente.
Félix Bornstein,abogado. El Mundo 7/10/2007
Los hijos de inmigrantes suponen ya, en este curso 2007-2008, el 9,4% del total de alumnos (7,2 millones) matriculados en los diversos ciclos de educación no universitaria. Hace apenas diez años, el porcentaje de alumnos extranjeros sólo representaba el 0,7% del total. Estas cifras hablan por sí solas de la revolución que se está operando en la estructura social de nuestro país, que se acelerará en el futuro al impactar el auge de la inmigración sobre unas tasas demográficas «endógenas» -la población española de «toda la vida»- de signo inverso y decreciente. Los problemas de integración en la escuela se agudizarán, además, por la concentración de estos alumnos extranjeros en los segmentos de menor edad, los correspondientes a la ESO y la educación primaria, en los que se decide casi definitivamente el futuro de una persona. Esta situación puede llegar a ser explosiva si agranda, como parece probable, nuestros niveles de abandono escolar, el de los muchachos que dejan el colegio después de los 16 años, al terminar la ESO, que en el año 2006 fueron el 29,9% del total. Las deserciones prematuras (añadidas al fracaso de los estudiantes que ni siquiera finalizan la ESO) son de las más altas de la Unión Europea, que cifra en el 10% el nivel máximo aceptable, y condenarán a muchos individuos a ser unos parias en los mercados de trabajo, al mismo tiempo que disminuirán la productividad de la economía española.
Lo mejor que puede hacer un país sensato es invertir en educación. Hasta los primeros liberales de la escuela clásica coincidían en esto. En plena luna de miel victoriana, el gran economista británico William Stanley Jevons (1835-1882), aunque combatía la existencia de hospitales públicos «porque fomentan en las clases más pobres un sentido de dependencia de las clases más ricas en lo que respecta a exigencias normales de la vida a las que se les debe incitar a atender por sí mismas», era sin embargo firme defensor de un elevado gasto estatal en educación para mejorar el «carácter» de los pobres.
Según datos del curso 2006-2007, la escuela pública incluye a dos tercios del alumnado (el 67,6% del total) y tiene casi el monopolio de la formación de los hijos de los inmigrantes (el 82,1% del total de extranjeros). Es decir, cuatro de cada cinco alumnos extranjeros dependen de los colegios de la red pública, que deben hacer frente a un abigarrado conjunto de procedencias geográficas, culturas e idiomas diferentes, en muchos casos sin una formación previa del alumno en su país de origen. Lo que une a estos muchachos, exclusivamente, es su pertenencia a los estratos económicos más pobres de nuestro país. Todo ello conjura el espectro de una educación dual (una para pobres y otra para ricos) y graves problemas de integración comunitaria que afecta también a los alumnos nativos, ya que su rendimiento escolar es mucho más problemático en esta Babel educativa, a pesar de las aulas de apoyo y las clases de educación especial que se están estableciendo. Y agota a numerosos profesores, ante la carencia de suficientes plazas de refuerzo y la falta de consideración social y profesional con la que les venimos castigando injustamente.
Unas dotaciones suficientes a la escuela pública son la mejor garantía para que el derecho de todos los ciudadanos a disponer de la misma igualdad de oportunidades sea un derecho real y no sólo teórico. En España esto no es así en absoluto y resulta sorprendente que un Gobierno de la izquierda prefiera una política de subsidios efectistas a golpe de talonario y tambor mediático. Y más sorprendente aún que se refuercen los conciertos con los centros católicos desviando fondos públicos a entidades privadas que deberían actuar plenamente en el mercado y no mediante este trasvase financiero de rentas a favor de segmentos sociales más acomodados. Y aún se entiende menos que, sin discusión alguna, destacados socialistas reclamen la supresión sin matices de los impuestos patrimoniales como si la española fuera una sociedad tan igualitaria y homogénea que encabezara la Champions League de la economía europea. No hay peor cosa que soñar despierto, Presidente.
Félix Bornstein,abogado. El Mundo 7/10/2007