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domingo, 19 de octubre de 2008

Sobre disparates y desmemorias

Mirando al futuro en Chinchón

En la confusión permanente entre cargo institucional y política de partido Aguirre ha calificado de “esperpéntico” que el juez Baltasar Garzón haya solicitado a Interior el certificado de defunción de Franco y de algunos de sus ministros para proceder a investigar las desapariciones durante la guerra y la dictadura.

También afirmó que "el PP no estaba ni en la guerra ni en la república, el PP se fundó treinta años después de que se acabara la guerra”. Además apuntó que los españoles “nos habíamos puesto de acuerdo, no en olvidar la guerra civil, ni muchísimo menos, sino en recordar que la guerra fue un fracaso colectivo por todos lo lados, y que realmente para no repetirla lo que queríamos era mirar al futuro”.

En primer lugar, defender que el mismo derecho que tienen los allegados de los muertos o asesinados por las ¿tropas? fieles a la República a rendirles homenaje lo deben tener los allegados de los republicanos muertos o asesinados por las tropas golpistas. Lo contrario no haría más que generar dos tipos de muertos: los "buenos" del bando de los vencedores con derecho a memoria pública y los "malos" del bando de los vencidos sin ese derecho.

La convivencia en España no puede establecerse sobre dicha desigualdad porque ésta lo contamina todo. Esa desigualdad que tanto le renta a ese partido que empieza por P y acaba por R que fue creado por políticos y ministros franquistas, que incluye a muchos hijos de políticos franquistas, que adopta políticas franquistas y que recibe votos de muchos votantes que en cuanto te despistas te justifican el franquismo.

Un ejemplo claro de esta continuidad es el alineamiento (tan antiliberal) de Aguirre con las posiciones de la iglesia católica contrarias a la construcción de un espacio de valores ciudadanos. Un boicot que entronca directamente con uno de los temas que llevó a su fin a la República: la oposición de la Iglesia a perder el control de la formación de los españoles y de sus clases "dirigentes".

Por otro lado, la Presidenta de la Comunidad, que representa al conjunto de los madrileños debería prestar respeto institucional a las actuaciones de uno de los tres poderes del Estado, y dejar ese juego tan repetido de apoyar las resoluciones favorables y condenar (o saltárse a la torera) las desfavorables .

En su afán por mirar al futuro, ¿qué placa pondría la Sra Aguirre junto a la que está situada en los soportales de la Plaza Mayor de Chinchón para poder mirar todos al futuro?

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