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lunes, 2 de febrero de 2009

Tras la huelga

¿Y ahora? ¿Cuáles deben ser nuestros objetivos?

Retirar decretos y pliegos ¿y ya está! ¿Nos bastaría volver a la situación de marzo de 2008?. Ahora que l@s profesionales de infantil se han visto en la calle dando voz a los "sin voz" ¿dónde hay que detenerse?.

Por ejemplo hace poco una representativa persona de la Junta de Portavoces (en la presentación del informe sobre el 0-3 elaborado por la Fundación Educación y Ciudadanía) defendía la ratio 12 para los niñ@s de dos años. También hemos visto hace poco como El Páis recogía unas declaraciones de la Plataforma 0-6 reclamando un decreto para todo el Estado, algo por lo que están luchando de forma admirable.

Y surgen las preguntas, por supuesto que 12 es mejor que 16 y que 20, pero ¿por qué 12 niños y no 10… ó 3 (tres) como en Finlandia?. Y, ¿nos vale cualquier decreto?, ¿nos valdría ahora el 1004?, ¿valen 25 y 10% de regalo en el segundo ciclo?, ¿basta con pedir al MEPSD otro decreto o habría que ir definiendo que condiciones consideramos unos mínimos aceptables?

Así que hay que debatir sobre el futuro y avanzar en definir lo que queremos para la infancia y su educación de modo que cuando en el 2011 "gobernemos" en Madrid, podamos sentir que, de verdad, es nuestro gobierno.

En esa mirada al futuro hay que rehacer la lectura de la sociedad y cargarse de argumentos. Para iniciar este camino resulta interesante el artículo "La autonomía de las mujeres como desafío" escrito por María Pazos Morán, investigadora del Instituto de Estudios Fiscales, (El Páis de 29.1.2009) donde señala:

Los servicios públicos de educación infantil son una apuesta altamente rentable. En primer lugar, no solamente generan empleo durante la construcción de las infraestructuras sino posteriormente. Además, la inversión se amortiza sobradamente con el aumento de impuestos y cotizaciones sociales resultante del mayor empleo femenino. Asimismo, ayudan a eliminar las ineficiencias que actualmente provoca en el mercado de trabajo el hecho de que las mujeres tengan la etiqueta de "menos disponible". Por último, contribuyen a disminuir la división del trabajo, que tiene menos sentido económico que nunca en el contexto actual de aumento en la esperanza de vida, disminución del tamaño familiar, pérdida de centralidad de la familia como unidad de producción y alta formación de las mujeres…

El derecho universal a la educación infantil de calidad, que a precios de mercado resulta inasequible para la mayoría de las familias, no solamente es imprescindible para recuperar las tasas de fecundidad a un nivel aceptable sino también para amortiguar sus oscilaciones con el ciclo económico que tantos problemas de planificación originan…

Por último, y no menos importante, la educación infantil de calidad es necesaria para garantizar el derecho a una formación en igualdad y contribuye substancialmente a disminuir la pobreza infantil.

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