
La derecha neoliberal, de una forma que no tiene precedente en Europa, ha empujado a las clase media-baja a la ratonera de la enseñanza concertada con el señuelo de la calidad cuando lo que de verdad le importa es el adoctrinamiento ideológico (¿tradicional, reaccionario, sectario?) de la sociedad. No hay más que ver a la condesa toda ufana inaugurando el colegio Montesclaros. Y a Cospedal o Gonzalez-Pons en sus declaraciones sobre la iniciativa acusando al PSOE de "persecución religiosa".
La iglesia católica no está dispuesta a ceder nada del botín de guerra acumulado con su apoyo entusiasta a la dictadura franquista. La CONCAPA ha advertido hoy de que "desobedecerá" cualquier norma que se dicte imponiendo criterios morales contrarios a los de los padres con una argumentación que contradice de cabo a rabo la sentencia de Estrasburgo. Proliferan comentarios del tipo de «Ahora los crucifijos, y luego nos quitarán todo» con referencias al martirio o declaraciones como las del Arzobispo de Oviedo «se trata de una estrategia para desmontar la historia de nuestro pueblo» que repiten las de Rouco Varela.
El Ministro de Educación cuestiona las sentencias de los jueces (tanto la de Estrasburgo como la del Colegio Macías Picavea de Valladolid) defendiendo que esta decisión corresponde a los Consejos Escolares y apoyando el recurso contra la sentencia de la Junta de Castilla y León. Lo mismo podemos decir del presidente del gobierno: "La retirada de los crucifijos no está en la agenda del Gobierno". En fín, Pilarín.
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