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martes, 19 de enero de 2010

Progresión hacia los Objetivos de Lisboa en Educación y formación: la educación infantil

Diferentes estudios destacan que la una educación infantil de mala calidad puede, incluso, ser perjudicial

En mayo de 2007 el Consejo de Educación estableció un sistema de 16 indicadores para evaluar el progreso en los cuatro Objetivos de Lisboa. Cada año se elabora un informe de progreso con abundante información estadística.

Hemos traducido la parte centrada en la Equidad: La educación de la primera infancia por su evidente interés (pág. 71 y ss). Uno de los datos que nos ha llamado la atención es el que aparece en el cuadro donde se vuelcan las ratios niños/profe de todos los países y en el que España (para los niños de 4, 5 y 6 años) figura con 13,9 niños por profesor (haz clic en esta imagen así como en la del desplegable para ampliarlas y comprobarlo).

¡A partir de ahí a presumir de objetivo de Lisboa!. ¿De dónde surgen esos datos? Porque la realidad como sabemos es completamente diferente: la educación infantil en nuestro país es, a tenor de este indicador de mala calidad, incluso perjudicial.

Consigue aquí el informe completo Progress towards the Lisbon objectives in education and training. Lee la traducción en el desplegable.

1. Equidad

1.1 La educación de la primera infancia

El aumento de la participación en la educación infantil es el primer paso en la dirección de hacer realidad el aprendizaje permanente y es, por lo tanto, parte fundamental de las estrategias para el aprendizaje permanente (véase el capítulo I.1).

Por otra parte, varios estudios han analizado los efectos positivos de la educación de la primera infancia desde una perspectiva educativa y social. Se ha concluido que todos los niños deberían beneficiarse de ella, especialmente los que se enfrentan a situaciones de desventaja personal o familiar, ya que ha demostrado ser eficaz para contrarrestar posibles desventajas educativas (NESSE 2009).

Las conclusiones del Consejo sobre el marco actualizado para la cooperación europea en educación y formación 2010-2020 (Consejo Europeo, 2009) subrayó el importante componente de equidad que tiene la educación preescolar mencionando que una alta participación y una alta calidad de la a provisión de servicios educativos para la primera infancia puede ser eficaz para combatir la desventaja educativa. Se estableció un nuevo sistema de indicadores con el fin de supervisar los progresos y contribuir a la puesta en marcha de política basada en datos contrastados.

Hasta el último Informe de situación, esta área era evaluada en referencia al indicador básico "tasa de participación en la educación preescolar de 4 años de edad los niños". El nuevo indicador considera un rango de edades más amplio, acercándose al objetivo de Barcelona (55) y dando una imagen más completa de la educación de la primera infancia.

El nuevo indicador para el año 2020

En 2020, al menos el 95% de los niños entre los 4 años de edad y la edad para el inicio de la educación primaria obligatoria debe participar en la educación de la primera infancia.

En comparación con el valor del indicador anterior, el nuevo es ligeramente superior, debido al hecho de que incluye a niños más mayores que, de media, participan más en la educación infantil. Una comparación para el año 2007 muestra que la tasa de participación de los niños de 4 años era de alrededor del 88% mientras que la tasa de participación de la educación infantil(56) era del 90,7%. Las últimas tendencias son bastante similares. La media de la UE de participación en la educación infantil tuvo constante aumento durante los últimos 7 años (+ 6% de cambio relativo, véase el gráfico III.1.1).

A pesar de que deben resolverse algunos problemas de definición y medición de cara a una mayor comparabilidad de los datos, se pueden extraer algunas conclusiones sobre el nuevo sistema de indicadores. Un número de países están muy por debajo del indicador, como es el caso de Polonia, Grecia y Finlandia, donde la tasa de participación es inferior al 70%. Contribuyen a ello diferentes razones: las limitaciones operativas y financieras para aumentar la oferta de educación de la primera infancia en todo el país, las normas culturales y los enfoques pedagógicos pueden jugar un papel relevante.

Por otra parte, en varios Estados miembros la participación está en el nivel del índicador de referencia para el año 2020 o incluso es superior, y en tres de ellos la asistencia a la educación infantil es una realidad de facto para casi todos los niños pequeños (Francia, Bélgica e Italia).

Los países candidatos tienen un bajo rendimiento en este ámbito, las tasa de participación más altas se encuentran en Croacia (65,2%). En cuanto a los países industrializados fuera de la UE, en Japón la participación en la educación infantil es casi universal (96,4%), mientras que en los EE.UU. no llega al 70% (Tabla Ann. III.1).
Las tasas de participación se han incrementado notablemente en algunos Estados miembros, como Letonia (+35%), Chipre (+31%) y Finlandia (+26%). Sin embargo, la tendencia al aumento no es compartida por todos los países, puesto que 8 de ellos, de hecho, presentan una disminución en la tasa de participación. Los casos más notables se encuentran en el Reino Unido (- 9,3%, véase la nota) y en Dinamarca (-3,1%).

El profesorado de educación infantil

La cuestión de asegurar una prestación de buena calidad sigue siendo clave en la medida en que diferentes estudios destacan que la una educación infantil de mala calidad puede, incluso, ser perjudicial. La calidad como tal es difícil de medir, pero es posible medir algunas prerrequisitos en diferentes aspectos, que van desde el nivel de formación de los profesores, a la participación de los padres y a una ratio niño/profesor favorable (Nesse, 2009; Eurydice, 2009).

El profesorado que participa en la educación infantil está obligado a tener un nivel de educación superior (ISCED 5A o 5B) en todas partes excepto en la República Checa, Rumania, Eslovaquia, Malta y Austria. En estos dos últimos países, sólo existe una pasarela al nivel de secundaria superior.

En cuanto a la ratio niños/profesor, el último informe de UNICEF (2008) sugiere un nivel máximo de 15 niños por profesor. La situación en los Estados miembros es muy variada, como se muestra en el Gráfico III.1.2, con una ratio que va de 7,8 en Lituania a 19,2 en Francia. Tampoco Polonia, Rumania, Chipre, Austria, Bélgica y Portugal cumplirían con las sugerencias de UNICEF. En cuanto a los países candidatos, Turquía tiene una ratio de alrededor de 26 niños por cada maestro, mientras que Croacia y la Antigua República Yugoslava de Macedonia se sitúan entre 12,4 y 11,3. En los EE.UU., un bajo nivel de participación se combina con una ratio muy favorable niño/personal (10,3) mientras que en Japón, donde la participación es mucho mayor, cada profesor está con casi 17 niños (Tabla Ann III.2).

Infancia en desventaja social
La investigación muestra que los niños de entornos desfavorecidos son los que más pueden beneficiarse de una educación infantil de calidad. En la práctica, tienen menos probabilidades de acceder a ella y algunos estudios han encontrado que, en la mayoría de los países, los niños que viven en hogares de bajos ingresos o de familias inmigrantes tienen menos acceso a una educación infantil de calidad. También los niños que viven en las zonas rurales tienden a tener un acceso más difícil a la educación infantil debido a la falta de suministro en las cercanías de su lugar de residencia como es el caso, por ejemplo, en Polonia (Eurydice, 2009).

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