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martes, 1 de noviembre de 2011

Entrevista a Howard Gardner, creador de la teoría de las inteligencias múltiples

No sirve de nada hacer que los estudiantes memoricen las cosas

Howard Gardner, laureado psicólogo y profesor de Harvard, pudo ver escenificada la teoría que le hizo famoso, las inteligencias múltiples, el pasado viernes en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, rodeado de personalidades de los campos de las artes, el deporte, la ciencia, la economía... Este investigador, hijo de alemanes huidos del nazismo, recibía el galardón en la categoría de Ciencias Sociales por mantener, precisamente, que no existe una única inteligencia, sino ocho: la lingüística, la lógico-matemática, la visual-espacial, la musical, la corporal, la intrapersonal, la interpersonal y la naturalista (observación y clasificación de las cosas). Este concepto, además de reconocer al máximo nivel capacidades que antes eran menospreciadas frente a las habilidades académicas tradicionales, ha obligado a replantear el sistema educativo.

(sigue leyendo en el desplegable) Fuente: ABC

—¿Cómo podemos identificar nuestro potencial?

—Creo que el mejor modo de hacerlo es intentar enseñar algo nuevo a alguien y ver cuánto tarda en aprenderlo. Por ejemplo, enseñamos a un grupo de estudiantes a jugar al ajedrez. Después de 20 partidas, algunos ganarán casi siempre. Claramente esos son los que tienen más potencial.

—¿Hay gente competente en todos los tipos de inteligencia?

—Todo el mundo tiene todas las inteligencias, pero la vida no es justa... Hay gente que brilla en todos los tipos, como Leonardo Da Vinci, y otros... bueno, no las desarrollan igual. Pero lo importante de esta teoría es que existen una serie de perfiles: algunos tienen picos altos en algunas tareas y otros en otras, pero siempre podemos mejorar en las más bajas.

—¿Qué aconsejaría a los padres para potenciar la inteligencia de sus hijos?

—Présteles mucha atención y averigüe qué es lo que les interesa y les apasiona sin proyectar en ellos sus prioridades, pasiones ni debilidades.

—¿Qué opina de los test que miden el coeficiente intelectual?

—No sirven, es como poner a alguien un sello en la frente: tú eres listo, tú no. Eso es muy negativo. Es mucho mejor descubrir en qué destaca alguien, qué debe aprender y darle ayuda para ello. Y si no es así, probar otra cosa.

—Si tuviera en sus manos la educación de un país, ¿qué es lo primero que cambiaría?

—La educación no debe centrarse únicamente en la escuela: también depende de la familia, los medios de comunicación, el vecindario, todo lo demás... Además, los profesores deben ser profesionales. Tienen que tener vocación y demostrarlo. Aceptar una responsabilidad, tener estatus y ser respetados.

—¿El sistema educativo actual desperdicia el talento?

—Nuestras comunidades desperdician el talento porque solo los privilegiados tienen opciones. Una de las cosas más interesantes de los sistemas educativos de Finlandia y Singapur, los mejores del mundo ahora mismo, es que son totalmente planos y justos. Es decir, no hay manera de saber cuánto dinero tiene la familia de cada estudiante en un colegio. En un sistema realmente justo, los alumnos con desventajas tendrían a los mejores profesores y las mejores escuelas.

—España tiene una alta tasa de fracaso escolar. ¿Qué nos recomienda?

—Mejorar la educación debería ser una de las prioridades principales de un gobierno. Y un consejo: aprovechar los medios digitales es muy importante. No sirve de nada hacer que los estudiantes memoricen las cosas si todo está aquí (saca un smartphone del bolsillo) Vamos a enseñarles cómo utilizar las fuentes de información y también a cuestionarlas.

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