Dejémonos de rollos. A lo que se oponía Esperanza Aguirre (y con ella el PP en su conjunto) no era a la asignatura de "educación para la ciudadanía", o a la LOE, o a la LOGSE. La oposición era a la ley del 70 de Villar Palasí que, todavía en el franquismo, comenzó a poner fin a la concepción elitista y nacionalcatólica de la educación imperante en las dos primeras décadas de la dictadura.
Aguirre, después de poner trabas al desarrollo de la LOGSE desde el Ministerio de Educación en 1996, después de boicotear la idea esencial de la atención a la diversidad, después de utilizar la Comunidad de Madrid como banco de pruebas para toda España de las políticas más reaccionarias, se quita la máscara y muestra su verdadero pensamiento.
Algo grave, algo muy grave, porque nuestro país no se merece unos políticos que en vez de mirar al futuro pretenden resucitar un modelo superado que nadie en ningún país defiende y que, por supuesto, nadie aplica. (sigue en el desplegable)
Cuando Aguirre defiende un "bachillerato de siete u ocho años, desde los diez u once de los alumnos hasta sus 17 o 18" está apostando por algo que no es un bachillerato, sino la diferenciación y la exclusión temprana de los niños en un modelo que dejaba fuera de la formación a la mayoría de la sociedad. Una carrera de obstáculos que convertía la educación superior en un privilegio solo al alcance de las elites económicas y de sus cachorros.
Cuando Aguirre defiende "en el que se estudiaba lo mismo: una lengua clásica, casi siempre el latin y a veces algo de griego" olvida por un lado que la razón principal para el encumbramiento del latín era que seguía siendo el lenguaje universal… de la iglesia católica (lo que no dejó de suceder hasta el Concilio Vaticano II); no extraña este énfasis ya que su modelo de Europa descansa en los valores cristianos(!) frente a la evidencia del papel clave de los valores democratizadores de la revolución francesa. Una contradicción más de esta liberal de chichinabo que ha ido cediendo sin reparo suelo y dinero público a los fundamentalistas católicos.
Cuando afirma que se estudiaba "una lengua moderna distinta de la propia" ignora que la enseñanza de la lenguas extranjera era academicista y no funcional.
Leer en su artículo hablar de la apología de "unas lecturas, algo de filosofía o unos buenos resúmenes de la Historia Universal" supone un insulto a las disciplinas y al profesorado, indigno en alguien que no solo es presidenta de una Comunidad Autónoma hoy, sino que antesdeayer fue ministra de educación.
La exministra de educación insulta a la sociedad dando por hecho "que no todos están capacitados para afrontar un bachillerato así ni todos tienen las ganas de aprender y de estudiar que este bachillerato exige" o que, como afirma al final de texto, no espere que todos "escriban correctamente en su lengua" Un prejuicio político que se enfrenta a la opción por la calidad para todos de la LOGSE que cuando ha sido aplicada (y no boicoteada) por otros países ha sido un éxito PARA TODOS.
Pero la mayor burla es la afirmación de que
"Para eso no hacen falta cambios de leyes educativas -esos cambios que acaban mareando a padres, profesores y alumnos-, basta con que se permita que algunos colegios e institutos ofrezcan unos planes de estudio acordes con el espíritu y la letra de lo que es un bachillerato como el que han sabido conservar los países de lengua alemana. La solución, como tantas veces, es la libertad".Sabemos que la Consejería de Educación con Aguirre en la presidencia de la comunidad ha ignorado sistemáticamente el marco legal, incumpliendo y distorsionando las leyes educativas. Afirmar que no hacen falta cambios de leyes educativas y que basta con la libertad es un desprecio a sus deberes y a su responsabilidad como gobernante. Porque la libertad para unos pocos es la esclavitud para la mayoría.
El conjunto del artículo ignora los consensos más basicos, como los expresado en la recomendación aprobada por el Parlamento y el Consejo Europeo en diciembre de 2006 en relación a las competencias clave para el aprendizaje permanente. Frente a las competencias prácticas del futuro para todos, el barniz memorístico y meapilas del pasado para los de siempre.
Por último, afirmar que "Ese bachillerato se convirtió en la columna vertebral de la cultura de todos los países y, en consecuencia, de la cultura de toda Europa. Sin temor a exagerar podemos afirmar que ese bachillerato está en la base del progreso científico, intelectual y cultural de la Europa de los últimos 150 años" olvidando las dos guerras mundiales o el surgimiento del nazismo en la educada Alemania, la persecución de la ciencia y de los científicos, del arte y la cultura que llevó a tantas personas de la cultura al exilio es algo más que una burla irresponsable, es haber perdido el sentido de la realidad.
Gracias, Gracias, Gracias. Un trabajo excelente
ResponderEliminarCuando hablan Alicia Delibes y esperanza del paraíso educativo que perdimos en el 68 es una falta de memoria incalificable:
ResponderEliminarAsí era la Educación en los años sesenta. No queremos volver atrás