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martes, 12 de abril de 2011

Lo llaman excelencia. Ignacio Tornel.

Excelente artículo sobre la "excelencia"

He leído hoy las declaraciones del secretario general del PP en Madrid, señor Granados, afirmando que cuanta más educación reciban sus vecinos madrileños, menos gente votará al PSOE. No sé si el axioma será válido fuera de la capital del Estado. En cualquier caso, se ha lucido el secretario general popular madrileño como quiera ahora acusar a los creadores de Educación para la Ciudadanía de pretender adoctrinar a los jóvenes estudiantes. Si su proyecto educativo persigue esas intenciones partidistas solo queda aplicar aquello de algo llevará el agua cuando la bendicen. El caso es que este Granados me quiere sonar y no caigo.

Sucede que la Comunidad de Madrid quiere implantar el Bachillerato de la Excelencia. La dichosa excelencia está de moda. En realidad se trata de selección porque la excelencia no se puede detallar donde existen diferencias sociales, culturales y económicas que impiden cualquier pugna en igualdad de condiciones. La igualdad de oportunidades siempre le ha sentado mal a nuestra derecha nacional, que es un fenómeno específico.

Pero la selección real de la consejería de Educación madrileña no se ejecuta en la cúspide, entre luchadores que demuestren valores de "excelencia, trabajo, esfuerzo, estudio, talento y dedicación”, como nos miente doña Esperanza Aguirre. Doña Esperanza miente mucho y miente bien, sobre todo en la elección del momento. Ahí tenemos a casi todos sus adversarios políticos explicando en qué consiste la verdadera excelencia, a rueda de la señora, que le importará mucho a ella el asunto. A doña Esperanza solo le importan las paradas del AVE.

La selección que el PP implanta a través del sistema educativo madrileño se ejecuta desde la base y sobre eso que antes se llamaba el pueblo. Esto le da más vergüenza decirlo a la demagoga Aguirre. (Sigue en el desplegable)

Fuente: Teleprensa. Diario digital de Murcia. 12.04.2011

En la Comunidad de Madrid hay 25.000 familias que no han podido matricular a sus hijos en escuelas infantiles públicas. La excelencia no anida en estos niveles. Las 51 Escuelas Infantiles de la Gestión Indirecta de la Red Pública han obtenido una media de 2 puntos sobre 10 en la valoración de sus proyectos educativos, lejos de la excelencia. Para arreglarlo, en el nuevo concurso para establecer la continuidad de las empresas que gestionan estas escuelas en el curso 10/11 (Ayuntamiento y Comunidad privatizan así este servicio) se han establecido criterios de puntuación que favorecieron a las empresas que presentaron reducciones de presupuesto de hasta un 18%.

Anteriormente, en 2008, el Decreto de mínimos y de curriculum para estas escuelas recogía aumento de niños por aula, de profesores por centro y exigía menor titulación a los profesionales. La excelencia se detalla al final del proceso. La selección se impone por ley desde bien pequeñitos.

El sistema educativo madrileño no universitario acoge este curso a 18.000 alumnos más que el anterior. Para atenderlos desde la excelencia doña Esperanza ha decidido recortar la plantilla de docentes, dejando en la calle a 2.500 profesores. La red pública supone el 54% del sistema educativo en la comunidad de Madrid. Sin embargo, recibe en sus aulas al 78% de los alumnos inmigrantes y al 90% de los alumnos diagnosticados con necesidades educativas específicas. Para estos profesionales y sus alumnos la excelencia consistiría en tener los medios adecuados para dominar la lectura, el cálculo, las habilidades sociales, en definitiva, unos recursos educativos imprescindibles para no verse abocados a la exclusión social. Doña Esperanza ha echado una mano a su ya dura labor eliminando desdobles en el Primer Ciclo de la ESO, Aulas de Enlace y de Compensatoria, desdobles de Inglés, auxiliares de Conversación (exclusivos para centros bilingües), prácticas de laboratorio o atención a alumnos con materias pendientes. Han aumentado las ratios y disminuido el número de grupos. 8.000 alumnos de FP no han podido cursar su primera opción de Ciclo Medio y Superior. Se congelan las becas, con un 0’3 y un 2% más de becarios de libros y de comedor, respectivamente.

Se ve que los padres de estas criaturas no pagan impuestos. A partir de ahora los van a pagar para que unos pocos alumnos se luzcan en pos de la excelencia. De esos, muy pocos serán supervivientes de esta criba inicial.

La mayoría serán beneficiarios del erario público para conseguir gratis sus centros segregados de la marea social. Porque los privilegiados de este país han aprendido que ya no tienen que pagar sus lujos, habiendo un partido que se lo quita al resto de ciudadanos incapaces de aprovechar sus oportunidades para dárselo a ellos.

Recuerda el señor Granados esa idea intrínsecamente caciquil y, por tanto, despreciable: el hijo de un obrero puede llegar a catedrático.

Efectivamente, después de superar todas las adversidades que la política de su partido le ponga por delante y que no tienen que ver con el mérito ni el esfuerzo del estudiante sino con el instinto de vencer a quienes te quieren pisar el cuello desde la cuna. Lo llaman excelencia pero es selección y control, que algunos hijos de obrero hemos aprendido a leer.

Por cierto, consulten la biografía política de este Francisco Granados, su época de alcalde de Valdemoro, sus relaciones con contratos inmobiliarios de escasa calidad formal (por no cumplir con la excelencia de un Ciclo Superior de FP), algún incendio en su casa, sus comidas con jueces de la Gürtel, y luego voten a quien les dé la gana.

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