Yo que fui educado en las excelencias de la Formación del Espíritu Nacional (FEN) -abríamos las clases bisemanales cantando el Cara al sol-, no entiendo por qué la Iglesia cree poder inmiscuirse de forma virulenta y espasmódica contra las decisiones del poder social.(Manuel Pascua - Godella, Valencia. El País, 2 de julio de 2007)
En Europa existen asignaturas semejantes con presencia curricular desde la hora semanal de 3º a 6º en Bélgica, Grecia o Portugal, hasta las 855 horas repartidas de 1º a 9º en Suecia.
La Educación para la Ciudadanía es materia transversal en Austria, Dinamarca, Francia, Irlanda del Norte, Bulgaria, Malta y Chipre, y es materia integrada en Bélgica, República Checa, Alemania, Irlanda, Luxemburgo, Inglaterra, Hungría, Países Bajos, Polonia, Eslovenia, Eslovaquia, Finlandia, Gales, Liechtenstein e Islandia.
Creo que el problema de la Iglesia católica en España no debe centrarse en la asignatura en cuestión. Pienso que deberíamos plantearnos con seriedad la importancia de normas como el Concordato en su totalidad, la financiación de la Iglesia católica y el sistema educativo que da lugar a incongruencias como los colegios concertados.
Un Estado moderno ha de ser laico y aconfesional, ambos atributos al tiempo, lo que es incompatible con un Concordato anticuado, ademocrático e involucionista. Igualmente, no es labor del Estado financiar creencias o ideologías: no estamos en tiempos de César.
De manera semejante, el MEC debería acabar con los colegios privados concertados, fuente de conflicto y desigualdad. En estos centros se adoctrina a los educandos en creencias como la católica, y esta labor debería circunscribirse a las parroquias y centros privados que a tal efecto se destinen.
La estructura de los colegios concertados, muchos de los cuales exigen, incluso, el uso de uniformes elitistas, se ha convertido en un negocio cuyos beneficios se obtienen de la subvención estatal -dinero del contribuyente-, a la que suman pingües ingresos por conceptos como comedor, transporte o actividades extraescolares, por los que se ingresan de 100 a 400 euros por mes y niño.
Han pasado 30 años desde Suárez. Es hora ya de cortar el cordón umbilical con Roma.
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