La escuela es una institución que tiene que mirar hacia el futuro, abierta, permeable a la actualidad, sensible a los problemas sociales, generadora de debate y creadora de pensamiento. Educar la ciudadanía implica adoptar actitudes decididas y beligerantes hacia las desigualdades y las injusticias. Su importancia la lleva a intervenir ante los retos que la sociedad tiene planteados.
La educación es un terreno de debate ideológico. La contrarreforma educativa que se plantea, así como la disminución de los recursos, nos obliga a reivindicar aspectos que parecían asumidos desde hace tiempo, como la comprensividad, la educación inclusiva, la equidad y la igualdad de oportunidades, o como el modelo de construcción activa del conocimiento por parte del alumnado frente a un modelo transmisor y reproductor de los aprendizajes.
Reivindicamos una escuela democrática, coeducativa y laica. Y lo hacemos desde la convicción de que es posible con nuestras prácticas, nuestra voluntad y nuestro trabajo cotidiano. Llamamos a la responsabilidad y profesionalidad del profesorado para hacerlo a pesar de las dificultades con las que nos encontramos.
Necesitamos también que la sociedad confíe en nuestro trabajo y lo valore. Superando intereses corporativos, hace falta que se implique en la calidad junto a las escuelas y que crea en el papel que tienen éstas en la construcción de la sociedad y del modelo de ciudadanos y ciudadanas que deseamos.
Finalmente, queremos una administración que gobierne cerca de los territorios, descentralizada, que favorezca la autonomía de los centros educativos y la coordinación entre ellos, que confíe en sus profesionales y trabaje para poner todas las condiciones que permitan mejorar e innovar el sistema educativo.
Madrid, 27 de noviembre de 2012
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