Una palabra referida al control de acceso a las aplicaciones informáticas del alumnado (PIN) se convierte en la palabra para blanquear una lucha por la hegemonía ideológica en la sociedad por un sector minoritario de la sociedad que, inicialmente planteada por la iglesia católica de los años 30 del siglo pasado, hoy resulta obsoleta y marginal.
En 1932 la la jerarquía eclesiástica publicó una "pastoral" en la que se afirmaba:
Contra la enseñanza laica.- 6. No menor esfuerzo han de poner en combatir la enseñanza laica, trabajar por la modificación de las leyes que la imponen y bajo ningún concepto contribuir voluntariamente a las instituciones que en ella se inspiren o la promuevan.
Así como procurando tener escuela católica para sus hijos, aun creándola propia si es preciso y hay de ello posibilidades, los católicos no realizan de ninguna manera obra de partido, sino obra religiosa indispensable a la paz de su conciencia, ni se proponen separar a sus hijos del cuerpo y del espíritu de su nación, sino al contrario, darles la educación más perfecta y más capaz de contribuir a la prosperidad del país, así también, oponiéndose a los avances de la escuela laica, obra del Estado, impedirán la perturbación de la conciencia de muchos que, sin desear aquélla, habrán de llevar a sus hijos a la escuela pública descristianizadora, y contribuirán a evitar la segura desmoralización del pueblo si progresare la escuela atea, en que, según la experiencia contemporánea ha demostrado, se convierte siempre la escuela laica y neutra, a despecho de lo que pregonan sus defensores.
Y no hay que olvidar a este propósito las instrucciones de la Sede Apostólica acerca de las cautelas que han de poner en práctica los padres cuyos hijos se vean en la precisión de frecuentar la escuela laica, informándose de los textos que en ella se usen y de las doctrinas que en ella se enseñen, para exigir por todas las vías posibles que por lo menos nada se les enseñe opuesto a la religión y a la sana moral, substrayéndolos diligentemente a la influencia de otros alumnos que pudieran pervertirlos, procurándoles fuera de la escuela una instrucción cristiana tanto más sólida cuanto su fe corra en aquélla mayor peligro.
El episcopado español define en una Pastoral su disgusto ante varios preceptos constitucionales. El Debate, 1 de enero de 1932 (ver post previo en el blog con más información)
Mientras Vox permanece anclado en el pasado, la sociedad española ha evolucionado, la democracia se ha extendido y el Tribunal Constitucional ha establecido doctrina suficiente sobre este tema, principalmente a raíz de los recusos en relación asignatura de Educación para la Ciudadanía.
La propuesta del "pin parental" cuestiona la necesidad de nuestra sociedad de formar a los alumnos en el respeto, de palabra y de obra, que todas las opciones constitucionalmente posibles merecen a tenor de los mandatos de igualdad y pluralismo; en definitiva de educar en el ejercicio activo de un pluralismo que es un valor consustancial al marco democrático. Como señalaba Alaez:
"La educación del menor en el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a los principios y valores democráticos, así como a los derechos fundamentales, representan los valores mínimos de convivencia democrática y los medios necesarios para la realización de la dignidad de la persona, pues hacen que a los alumnos se les forme en el respeto a su propia dignidad y la de los demás (desarrollando libremente su personalidad y aprendiendo a respetar los derechos fundamentales de los demás expresión de dicha dignidad)" (Aláez, B, 2009) (enlace)
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