El problema de intentar mejorar una parte del sistema educativo sin tener en cuenta el conjunto es que se acaban generando ideas que agudizan los problemas. Parece ser el caso del libro blanco elaborado por Jose Antonio Marina (ver
El País) donde la formación del profesorado se convierte en una especie de oposiciones a notarias que acabará con la edad de inserción profesional en la enseñanza más alta de Europa.
La visión funcionarial del profesorado se multiplica con un complejo sistema de desarrollo profesional basado en la desconfianza y en el control permanente del profesorado, en buena sintonía con las reformas GERM implantadas en nuestro país y en unos poquitos países, tan queridas por el PP y C's.
Por otro lado se obvia el debate clave de la formación, selección y control del profesorado de la enseñanza privada financiada con fondos públicos. Una de las claves para el mal funcionamiento de la educación como sistema.
Siempre resulta interesante leer las buenas prácticas de otros países, analizadas de una manera más rigurosa y menos cañí. Se trata del ya "añejo" y recomendable Informe McKinsey "
Cómo hicieron los sistemas educativos con mejor desempeño del mundo para alcanzar sus objetivos" (Barber, M y Mourshed, M., 2008 donde se abordan los pros y contras de diferentes estrategias aplicadas por el mundo (de Singapur a Chicago pasando por Finlandia).
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