En paralelo a la reivindicación de la censura parental comentada en el post anterior, otro de los conceptos ampliamente utilizadas por la derecha española (y principalmente la madrileña) es el de la "libertad de elección de centro".
Formulada de forma genérica y publicitada como un principio general, podría entenderse como una medida vinculada al "neoliberalismo" y a los modelos centrados en el mercado formulados por Milton Friedman. Y aunque es cierto que esta idea neoliberal de la elección ha sido utilizada por el Partido Popular para vender este concepto y ha ayudado a que los ciudadanos madrileños lo "compren", ni es el origen ni es el objetivo.
La idea es previa al neoliberalismo y hunde sus raíces en la hegemonía que la iglesia católica tuvo y tiene en la enseñanza madrileña, fundamentalmente en Madrid Capital en una situación de facto creada previamente, potenciada durante el franquismo y mantenida hasta el presente (en Madrid Capital el 60% del alumnado asiste a centros privados concertados; y, dentro de este porcentaje, el 70% a centros de la iglesia católica).
Volviendo a la Pastoral de 1932, los planteamientos resultan sumamente familiares:
Reivindicaciones escolares. 5. No obraría como buen católico quien, en los actuales momentos, no colaborase en las reivindicaciones escolares, que constituyen un punto capital del programa restaurador de la legalidad española, para la defensa del derecho natural de los padres a escoger y dirigir la educación de los hijos, del derecho de los mismos hijos a que la formación religiosa y moral ocupe en su educación el primer lugar, del consiguiente derecho de la Iglesia a educar religiosamente, sin trabas, a sus fieles, aun en la escuela pública; de la justa libertad de enseñanza, sin la cual aquellos derechos no podrían ser efectivos, y de la repartición escolar proporcional que la justicia distributiva exige para que la escuela pública y privada rivalicen noblemente en la elevación progresiva de la cultura popular.
Nunca los católicos se ocuparán lo bastante, aun a costa de los más grandes sacrificios, en sostener y defender sus escuelas, así como en obtener leyes justas en materia de enseñanza; sus éxitos en este orden serán su mayor gloria y la mayor eficacia de sus actuaciones, como lo han sido de los católicos belgas, que pueden servir de modelo en esta obra renovadora y constructiva. (fuente)