
No hay dinero para que las mujeres puedan dar de mamar a sus hijos el plazo mínimo que recomienda la OMS y estén al menos 20 semanas de baja –en España, ahora son sólo 16–. Después, tampoco habrá dinero para las pensiones y alguien, más tarde, se volverá a preguntar qué pasa en Europa para que la población esté cada vez más envejecida, para que tengamos tan baja natalidad. No hay dinero, y vuelta a empezar.
Proteger la maternidad no es un gasto, es una inversión. Con todo, la excusa del dinero es más aceptable que la que ayer planteó el ministro de Trabajo español, Valeriano Gómez. Su posición es “flexible” y habla de aumentar el permiso “poco a poco”, pero el argumento es muy rígido: “La protección de la maternidad no debe de ser un freno para un retorno importante, rápido, de la mujer al mercado de trabajo”.
Cojonudo, que diría un espárrago. Bajo esta óptica, si el permiso de maternidad es un “freno” para el empleo de la mujer, la solución al altísimo paro femenino español pasaría por acabar con esa fea costumbre de las señoras, empeñadas en dar a luz sin dolor, pero con baja laboral. ¿Cuál es el verdadero problema? ¿Cuál es el “freno” para el empleo femenino? ¿Cuatro semanas más de permiso de maternidad o que existan aún hoy en este país que presume de europeo tantísimos empresarios que discriminen a la mujer y la obliguen a elegir entre ser madre o su carrera profesional?
Fuente: Escolar.net
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