"Alemania, a pesar de destinar cientos de millones de euros cada año al conjunto de las políticas para fomentar la natalidad y proteger a las familias, consideradas un verdadero santuario nacional, ha conseguido despertar la inseguridad y, muchas veces, rabia.
Desde el 1 de agosto pasado, cada niño de uno a tres años tiene derecho por ley a una plaza en un jardín infantil. A partir de esta misma fecha, los padres que renuncien a enviar a sus niños al Kindergarten para cuidarlos en casa recibirán 100 euros mensuales. La idea no es mala pero encierra dos trampas que nadie es capaz de resolver. Según el grupo KITA, que representa los intereses de los educadores infantiles y los padres de familia, el caos está garantizado porque hay un déficit de 220.000 puestos en las guarderías públicas y 20.000 educadoras. Para impedir una revuelta nacional, el Gobierno creó la figura del Elterngeld, un subsidio para los padres que renuncian a sus trabajos para cuidar a sus hijos en casa. La ayuda oscila entre los 350 y 1.800 euros mensuales durante 14 meses."
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