martes, 13 de diciembre de 2011

La consejería se lía con el bachillerato de excelencia

No por mucho segregar se mejora la educación

Según información aparecida en el diario El País la Consejería plantea ofertar el Bachillerato (excluyente) a 10 nuevos centros para el próximo curso. Antes de nada, sorprende que la experiencia piloto ya haya sido evaluada y se recomiende su progresiva extensión más si cabe cuando en el propio artículo se plantean varios problemas.

El primero, el de la separación de los alumnos de sus grupos naturales ("le hubiera gustado quedarse en su centro de Collado Villalba en vez de ir cada día al San Mateo. Echa de menos a sus amigos").

El segundo, el de la bajada de notas de cara a la selectividad ("el nivel de exigencia ha bajado su nota media, lo que puede perjudicarles en la Selectividad. "Los profesores tendrán que jugar con ser más exigentes en lo académico y homologar las notas"). Era evidente, el BE le interesa a la Comunidad como propaganda, pero ¿a los alumnos?. Eres un alumno que destaca en tu instituto y, por contraste, la nota puede mejorar. Quitas el contraste y la nota baja. La solución de la comunidad es trampear pidiendo al profesorado que exiga y, a la vez, suba la nota. Algo contradictorio.

Tercer problema. La selección del profesorado, ya que introduce elementos arbitrarios en la búsqueda de tan excelentes profesores. Profesores que según Aguirre "se llevan las dudas de sus chicos a casa y trabajan en ellas hasta bien entrada la noche". Y nos preguntamos qué tiene eso de excelente cuando es algo que hacen tantas y tantos profesores. Casi un insulto.

Fuente: El Paísresto del post

1 comentario:

Educación en Orcasur dijo...

Es posible que en enero saquen una convocatoria para hacer Institutos "execelentes". Es una barbaridad estimular a que el objetivo de los centros educativos y de los profesores sea seleccionar a los "buenos" alumnos y rechazar a los "malos". Así el sistema no mejora. Ni siquiera mejoran los que resultan privilegiados.
Es mucho mejor desarrollar pacientemente políticas efectivas (que las hay) de éxito para todos. Las evidencias empíricas, como PISA, así lo demuestran.
Las políticas competitivas en educación son tan disparatadas como si se estimulase a que la gente que para mejorar en la vida, en vez de trabajar y pagar impuestos, se dedicase a hacer trampas y robar a sus vecinos más débiles.