En el mismo marco en el que Andreas Schleicher, el responsable del informe PISA, criticaba la reforma educativa en la cara del ministro Wert, éste afirmaba lo que pensaba y hasta ahora no había dicho, lo que camuflado en el neolenguaje del preámbulo de la LOMCE es la esencia de esta ley. Ni el problema era el absentismo ni tampoco el fracaso, el problema es que los alumnos "no se esfuerzan". Es decir la mezcla de ideología y de ignorancia que ha caracterizado a la derecha española desde el origen de los tiempos.
Pues nada, en sus palabras entrecomilladas:
"¿Vamos a bajar la repetición bajando el estándar de exigencia? No", se ha preguntado y contestado Wert. "Tenemos que ser capaces de crear la cultura del esfuerzo, y aquí es donde entran las evaluaciones", ha argumentado. Según el ministro, las pruebas externas al final de cada ciclo (conocidas como reválidas) suponen un "estímulo" y quienes más ventaja obtienen de ellas son los estudiantes con peor rendimiento.La reflexión es que este hombre no ha leído nada de nada, ni el informe Pisa ni siquiera el preámbulo de su propia ley. O peor, que lo ha leído y no ha entendido nada, ¡pero nada de nada!
¿O es que no te han dicho mil veces que las repeticiones no valen para nada?
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