Educación libre, racional y laica, integral e igualitaria … no resulta extraño que la Iglesia católica y las gentes de orden reaccionaran de forma enérgica.
Francisco Ferrer Guardia nunca dirigió una revuelta popular. Tampoco la que comenzó en Barcelona el 26 de julio de 1909, y que ha pasado a la historia con el nombre de Semana Trágica, aunque un tribunal militar, carente de garantías, lo condenó a muerte como "autor y jefe de la rebelión". En realidad, quienes pusieron a Ferrer Guardia ante el piquete de ejecución, el 13 de octubre de ese año, se estaban vengando de un intelectual laico, de un pedagogo revolucionario que había desafiado el control eclesiástico de la enseñanza.
El fusilamiento de Ferrer, que tuvo una considerable repercusión internacional, abrió un debate sobre su persona y sus méritos intelectuales. Fanático anticlerical y mediocre pedagogo para algunos; innovador y mártir laico para otros. A cien años de distancia, aunque las disputas no se hayan cerrado, puede hacerse ya un balance de su figura.
Artículo entero en El País 11.08.2009
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