
Criticó, también el «apretado calendario» de actividades extraescolares con que los padres «cargan» a los niños por diferentes motivos, a menudo laborales. «Hacen gimnasia, pintura, música, caballo, de todo, pero no pasan tiempo con sus padres». Como consecuencia, se pierden el cariño paterno.
El afecto, especialmente en los primeros años de vida, constituye una «herramienta fundamental» para la prevención de los malos tratos. «Los niños se fijan en el comportamiento de sus mayores, especialmente de sus padres», argumentó. «Los que son víctimas de una manera continuada de desprecios, con miradas, gestos y frases dañinas, o están aislados en su propia familia, tienen un mayor riesgo de presentar un desarrollo psicológico desequilibrado».
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