martes, 20 de marzo de 2012

Zoquete. Dino Salina.

"Soy profesor en una Facultad de Magisterio, si un alumno o alumna me dijera que el proceso educativo “propiamente dicho” comienza a los tres años pensaría que estoy frente a un zoquete"

“Me plantea usted -y me parece muy interesante el planteamiento- la cuestión de la educación de 0 a 3 años. Se lo voy a decir con toda franqueza, señora Fernández Dávila, yo creo que eso no es educación, creo que es básicamente conciliación (…) el proceso educativo propiamente dicho empieza a los 3 años”.

José Ignacio Wert, Ministro de Educación, Cultura y Deportes, en la Comisión de Educación de las Cortes el pasado día 31 de Enero.

Señor ministro, permítame que haga públicas algunas reflexiones en torno a lo que usted denomina "la cuestión de la educación de 0 a 3 años”. Quizás porque su equipo ministerial haya sido el primer afectado por los recortes en Educación, carece de asesores que le hayan informado que existe una Ley Orgánica de Educación que, a pesar de que usted crea que de 0 a 3 años no es educación, dicha ley establece que “la educación infantil constituye la etapa educativa con identidad propia que atiende a niñas y niños desde el nacimiento hasta los seis años de edad.” (artículo 12) y en su artículo 14: “La etapa de educación infantil se ordena en dos ciclos. El primero comprende hasta los tres años, y el segundo, desde los tres a los seis años de edad. El carácter educativo de uno y otro ciclo será recogido por los centros educativos en una propuesta pedagógica”.

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Verá, señor ministro, una cosa es que por falta de recursos, por la necesidad de recortar servicios públicos o por una política de prioridades ante la escasez, usted decida frenar o no financiar o no conveniar con otras administraciones la creación de Escuelas Infantiles que contemplen el primer ciclo de Educación Infantil. A eso se le llama política educativa. Y, por supuesto, como toda acción política, tendrá seguidores y detractores y generará argumentaciones y debates. Incluso, si me lo permite, puedo prestarle un argumento difícilmente rebatible en estos momentos: si hay recortes en la educación pública y obligatoria… ¿cómo no va a haberlos en la educación pública no obligatoria? (perdone, no es mi estilo ofrecer argumentos a las políticas neoliberales… pero lo veo tan perdido en estos temas…)

Ahora bien, otra cosa es que por falta de recursos, por la necesidad de recortar servicios públicos o por una política de prioridades ante la escasez, usted decida -y lo dice con toda franqueza- que “el proceso educativo propiamente dicho empieza a los 3 años”. Verá, yo soy profesor en una Facultad de Magisterio, si un alumno o alumna me dijera o me escribiera que el proceso educativo “propiamente dicho” comienza a los tres años pensaría que estoy frente a un zoquete (puede escoger entre el significado número 5 que da el diccionario de la RAE: “persona tarda en comprender” o el significado número 7 de “zoquete”: “cargo público”).

Sin embargo, en su caso y siendo la máxima autoridad en Educación de nuestro país me asalta la duda que, por su posición estratégica en el sistema, utilice unas fuentes psicopedagógicas tan novedosas que hasta el momento son desconocidas para la mayor parte del mundo académico pero, que al mismo tiempo, son tan fundamentadas que le permiten soslayar el contenido de la Ley Orgánica de Educación.

Por otra parte señor ministro, no acabo de entender aquello de que “la cuestión de la educación de 0 a 3 años” no es educación sino conciliación… ¿quiere decir que para que exista conciliación necesariamente hay que dejar a los niños en una guardería donde no exista una propuesta pedagógica?... ¿si se les matricula en una Escuela Infantil deja de haber conciliación?... ¿si dejamos al niño con los abuelos puede considerarse conciliación o educación?...

En fin, supongo que al final a lo que vamos es a lo de siempre: aquellas familias que, quizás por desconocimiento de las fuentes en las que usted apoya sus afirmaciones, o quizás por llevar la contraria a la filosofía del ministerio que usted preside, tengan la desfachatez de pensar que el proceso educativo comienza desde el nacimiento, que vale la pena que su hijo de uno o dos años tenga experiencias de socialización, de juego compartido y aprendizaje desde un proyecto pedagógico, dirigido, controlado y evaluado por técnicos y maestros graduados en ámbito de la educación infantil y desde una Escuela Infantil… y sobre todo, quien además tenga recursos para pagarlo, podrá ejercer el derecho a que “el proceso educativo propiamente dicho” de sus hijos comience antes de los tres años.

Quienes no tengan recursos económicos… que no aspire a educación, sino a conciliación, al menos hasta la edad en la que el señor ministro opine que el proceso educativo propiamente dicho puede comenzar.

Dino Salinas es profesor de la Facultad de Magisterio. Universitat de València.

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