jueves, 26 de diciembre de 2013

La ley antecesora de la #LOMCE, la ley de 18 de julio de 1945 (1)

LEY DE 17 DE JULIO DE 1945 sobre Educación Primaria [preámbulo]



Sabemos que los responsables de las actuales administraciones educativas –madrileña y estatal– no solo abominan de la Loe o la Logse sino también de la Lge de Villar Palasí.

De modo que hemos buscado la ley que no han criticado y te la traemos de entre los muertos, y como muestra de las vinculaciones entre la ley actual y la más franquista de las leyes educativas hemos entresacado lo siguiente:
La nueva Ley invoca, entre sus principios inspiradores, como el primero y más fundamental, el religioso.
Además, la escuela en nuestra Patria ha de ser esencialmente española. Y en este aspecto, la ley se inspira, en el punto programático del Movimiento Nacional por el que se supedita la función docente a los intereses supremos de la Patria.
En fin, por razones de índole moral y de eficacia pedagógica la Ley consagra el principio cristiano de la separación de sexos en la enseñanza.
Puedes ver en el desplegable algo más sobre el preámbulo y, en especial, sobre el papel fundamental de la religión. Y acceder al pdf de la ley aquí, una lectura impagable.

Cuando "se quiebra la tradición pedagógica de nuestro siglo imperial, al advenir el mal llamado de las luces, con su cortejo exótico de frivolidades,de racionalismos y de impiedad, que produce su secuela en los años sucesivos de agitación politica y revolucionaria…

La etapa republicana de mil novecientos treinta y uno llevó a la Escuela una radical subversión de valores. La legislación de este periodo puso su mayor empeño en arrancar de cuajo el sentido cristiano de la educación, y la Escuela sufrió una etapa de influencias materialistas y desnacionalizantes que la convirtieron en campo de experimentación para la mas torpe politica, negadora del ser íntimo de nuestra conciencia histórica. La imagen de Cristo fué prohibida en las aulas, en tanto que las propagandas sectarias preparaban la incorporación de la adolescencia al torvo empeño de la revolución marxista.


Por estos motivos, el Movimiento Nacional, desde el instante mismo en que se inició, consagró su más decidida voluntad a restaurar en todo el ámbito de nuestra enseñanza, y muy singulalmcnte en la Educación primaria, la formación católica de la juventud. Al lado de este pensamiento, y en intimo enlace con él, se determinó la misión de la Escuela para unificar la conciencia de los españoles en el servicio a la Patria y se promulgaron otras disposiciones por las que se ha reforzado el prestigio espiritual del Magisterio y se ha dotado a sus cuadros personales de mejoras ostensibles en las condiclones de su ejercicio profesional.

La nueva Ley invoca, entre sus principios inspiradores como el primero y más fundamental, el religioso. La Escuela española, en armonía con la tradición de sus mejores tiempos, ha de ser ante todo católica. Por eso, La Ley no vacila en recoger, acaso como ninguna otra en el mundo y en algunos momentos con literalidad manifiesta, los postulados que consignó Pio XI como normas del derecho educativo cristiano en su inmortal encíclica Divini iuius Magistrl. De conformidad con ellas y con los principios del Derecho Canónico Vigente se reconoce a la Iglesia el derecho que de manera supereminente e independiente de toda potestad terrena le corresponde para la educación por títulos de orden sobrenatural y la potestad que le compete, cumulativamente con el Estado, de fundar Escuelas de cualquier grado, y, por tanto, Primarias y del Magisterio, con carácter de públicas, en armonia con, la naturaleza jurídica de la Iglesia como sociedad perfecta y soberana. Igualmente se reconoce a la familia el derecho primordial e inalienable de educar a sus hijos y, consiguientemente, de elegir a los educadores.
… 
Al acometer esta gran empresa. Que significa la supervivencia del espiritu del Movimiento en el futuro de España a través de las generaciones infantiles que son hoy esperanza y mañana realidad de la pujanza de la vida nacional, el Estado, cumple con orgullo la consigna sagrada de los que supieron morir por una España mejor y soñaron en su glorla y engrandecimiento. 
En su virtud, y de conformidad con la propuesta elaborada por las Cortes Españolas, 

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