

Por ello, se da a firmar a los padres una carta renunciando al apoyo que sus hijos precisarían.
Intolerable que el derecho de los niños a la educación se vea subordinado a la maniobra propagandista de la "libertad de elección" que deja a los padres en la tesitura de ir a un cole que no eligieron o negar a su hijo el apoyo que necesita.
Es una manera de hacer entender a las familias que los niños con necesidades educativas especiales sobran en los centros privados concertados.
Esto pone de relieve el disparate de un sistema donde los concertados seleccionan su alumnado y derivan las situaciones problemáticas a la escuela pública, algo que va contra la solidaridad, la cohesión social y cualquier programación de la enseñanza, o por el contrario se niegan a proporcionar los recursos necesarios para la escolarización adecuada de todos y cada uno de sus alumnos.
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