viernes, 5 de septiembre de 2008

Aguirre ¿liberal?. ¿O más bien neofranquista?.

Esperanza Aguirre ha adoptado las posiciones más reaccionarias y fundamentalistas de la iglesia católica. Todas recordamos su persecución al servicio del doctor Montes (todavía no repuesto en su destino pese a la sentencia judicial que le absolvía y el compromiso público de la "condesa consorte"). Un ejemplo reciente es el apoyo de la Consejería de Educación y del Gobierno Regional a la objeción de conciencia a la asignatura de Educación para la Ciudadanía promovida por la iglesia católica española que pretende imponer el monopolio de su moral a la sociedad, como hizo durante la dictadura.

Miente, y miente a sabiendas…


Miente cuando acusa de adoctrinamiento a unos estudios que son homologables a los de cualquier país europeo y que pretenden justo lo contrario: promover la actitud crítica.

Manipula cuando pretende que la Constitución afirma que la educación moral es algo que se realiza en la familia cuando no dice tal cosa ni la Constitución ni las leyes educativas en vigor.

Tergiversa cuando potencia la objeción de algunas familias a unos estudios aprobados por el Parlamento y simultáneamente persigue con intimidaciones y represalias a las familias que se han opuesto a la falaz y manipuladora prueba de sexto mediante destituciones de directores, expedientes, entrada de la inspección cuestionando aspectos del proyecto educativo en funcionamiento durante años…

Muestra una hipocresía sin límites cuando oculta que hace nada aprobaron una ley educativa que imponía a todos una asignatura complementaria de la de religión diseñada desde la Conferencia Episcopal:"Hecho religioso" ¿Cómo se atreve a acusar de manipulación y adoctrinamiento?

Niega la realidad cuando omite que son miles los niños que en pequeñas localidades se ven obligados a elegir la enseñanza religiosa para no verse marginados y señalados ante sus compañeros y que en algunos casos la única alternativa que se le ofrece es mirar hacia otro lado de la clase o permanecer durante ese tiempo en el despacho de dirección.

No es liberalismo, esto se llama neofranquismo. La apuesta sin miramientos por la tribu católica y en contra de una sociedad moderna plural, solidaria y cohesionada.

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