Un ejercicio de política ficción: imagínense qué diría el PP si un gobierno autonómico socialista –la Generalitat por ejemplo– se declarase en rebeldía contra el Gobierno y se negase a aplicar sus leyes. Qué leeríamos en cierta prensa si Montilla sabotease las ayudas de la Dependencia o los portátiles para sus alumnos. Qué pedirían algunos al Ejército si Patxi López anunciase una recogida de firmas contra una ley del Parlamento; o si Griñán se pusiese un día estupendo y fanfarronease con rechazar unos ingresos fiscales que no son suyos, sino de los ciudadanos.La misma Esperanza Aguirre que en enero subió el Metro un 22% se ha levantado en armas contra el 2% del IVA. Se apunta al bombardeo el mismo PP que tiene en Madrid un alcalde que ha duplicado la presión fiscal municipal. ¿Cinismo? No, qué va. Son dos raseros tan gemelos como De Vito y Schwarzenegger. Y si el Parlament catalán, después de recibir miles de firmas, se pasa meses debatiendo sobre la prohibición de las corridas de toros, con opiniones a favor y en contra, eso es un atentado a la democracia, a la nación y a la patria. Pero si Aguirre se levanta un día taurina y ordena, por decreto y sin debate, que la tortura animal es de interés cultural porque la pintó Picasso (como los bombardeos de Guernica), eso es liberalismo y olé.
Es discutible la subida del IVA. Yo estoy en contra, hubiese preferido que volviese el impuesto de Patrimonio para las rentas altas. Pero ni la Comunidad de Madrid es el foro ni Aguirre la líder de la oposición, aunque le pese. Si la lideresa quiere dedicarse a la insumisión fiscal, que lo haga en sus ratos libres, no con cargo al presupuesto público de una comunidad que administra como si fuese su condado particular, su permanente comité de campaña.
Fuente: Escolar.net
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