Una visión optimista: el parentesis del franquismo estaría cerrado. ¿También en Madrid?
La proliferación de sectores contrarios a la libertad de pensamiento en el sentido más clásico -como el Opus Dei u otras sectas incluso más fundamentalistas que el Opus Dei- puede leerse como secuela o efecto secundario de la educación y el sistema franquista, pero sólo si simultáneamente se reconoce la hegemonía social del proyecto educativo laico y aconfesional del sistema democrático y la impregnación masiva de sus valores en la España contemporánea.
El ruido mediático y callejero de los obispos o su oposición a la Educación para la Ciudadanía suenan muy estridentemente como las respuestas del miedo a la pérdida de influencia y poder. Y es mucho más el reflejo de una situación de debilidad acosada que de superioridad optimista porque nace de la conciencia de marginalidad: reacciona defensivamente ante la hegemonía de los principios del Estado laico (incluso a pesar de la vigencia de los acuerdos abusivos y disparatados con el Vaticano, originados en el Concordato de 1953).
Artículo aparecido en El País 21.03.2009. Para leer el artículo entero haz clic aquí.
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