
Sigue nuestra enseñanza el impulso de las ideas reinantes (…) Se halla concebida, organizada y desempeñada como una mera función intelectual, o sea que atiende a la inteligencia del alumno tan solo, no a la integridad de su naturaleza. (II)
Entonces la educación acual, descuidada en la casa y todavía más en la escuela, pide una urgente reforma, y la Pedagogía tiene infinito que decir y que hacer. (III)
Giner de los Rios, F. (1933) Obras completas, VII, Estudios sobre educación, 2ª edición, Espasa Calpe, Madrid. (Enseñanza y educación, I: 90-91; II: 95; Instrucción y Educación, III: 12)
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