¿O son los libros de texto los que adoctrinan un espacio de reflexión?
En este comienzo de curso siguen sonando los tambores de guerra en torno a la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Hay muchas formas de desmontar la tesis del PP según la cual su boicot a la asignatura obedece al afán adoctrinador de EpC. Se me ocurre una muy sencilla: analizar los libros de texto que se imparten en los distintos centros.
Si nos aproximamos a los libros de texto, comprobaremos que hay un amplio menú de editoriales según el gusto ideológico de cada colegio.
Fuente: Dos manzanas.com
Si a usted no le gusta la palabra “matrimonio” aplicada a homosexuales, tiene la editorial Casals, que además de negar el matrimonio gay, condena el aborto, habla de familias falsas y verdaderas, menciona a Dios en la búsqueda de sentido de la vida y habla de la procreación como meta del matrimonio.
Si usted es un laico descreído tiene la editorial Octaedro, que dedica capítulos enteros a estudiar la realidad social y afectiva de los homosexuales, hace apología del uso de los preservativos, y, por supuesto, constata la existencia del matrimonio gay. Entre estas dos editoriales hay toda una gama ideológica intermedia, una escala de grises, digamos. Los textos de SM y Santillana no citan los matrimonios homosexuales, sí lo hacen las de Laberinto y Algaida. A cada moral su texto, como Dios manda.
Sacando conclusiones
De esta disparidad – disparatada - de textos y de ideologías se pueden sacar un par de conclusiones. Uno, el PP y ese otro partido político que es la Conferencia Episcopal no tienen derecho a calificar la asignatura de adoctrinadora, ya que cada centro, al elegir el texto, atenúa o directamente anula su efecto presuntamente adoctrinador.
Dos, la asignatura, por tanto, es moralmente inofensiva, y el encono de los conservadores por derribarla sólo obedece a una estrategia de guerra total contra el gobierno, heredada de la crispación de la pasada legislatura, y utilizando como campo de batalla – irresponsablemente -, algo tan delicado como nuestro sistema educativo.
El "no adoctrinamiento" de una editorial católica
Y ya que hablamos de libros de texto, hace unos días era noticia la simpática editorial Casals, concretamente el libro de Ética de 4º de la ESO. Joaquina Prades, en EL PAIS, recopilaba alguna de las perlas que contiene el libro: “la sociedad está amenazada” [fuera del matrimonio heterosexual], “han sentado a Dios en el banquillo de los acusados”, “si se quiere ser feliz hay que ser fiel al otro, y si se quiere ser muy feliz hay que ser muy fiel”, “Hay que sufrir por defender el matrimonio”. “Aún en casos que podrían calificarse como trágicos, el divorcio no elimina la tragedia. La diferencia entre una tragedia sin divorcio y otra con divorcio consiste en que dentro del matrimonio la tragedia puede ser noble y ejemplar”, “No es justificable la inseminación artificial de una mujer soltera o viuda. Ni los esposos que no puedan vencer su esterilidad pueden recurrir a ninguna de las técnicas de reproducción asistida” … ¿Adoctrinar?, Quién iba a atreverse…
No merece la pena ponerle adjetivos a la ristra de entrecomillados: se descalifican por si solos. Sin duda en democracia cada uno puede opinar lo que quiera, y hacer que sus hijos se eduquen con unos valores muy concretos: para eso están los colegios privados.
A mi lo que me preocupa no es que se enseñen unas ideas tan inefables, lo que me preocupa es que se haga en centros católicos concertados que financiamos entre todos. Dicho de otro modo, me horroriza estar regando con el dinero de mis impuestos la enseñanza de unas ideas no ya anticuadas y absurdas, sino directamente agresivas contra un colectivo, el LGTB, al que pertenezco.
Sin rodeos: alguien debería poner coto a la carcunda ideológica de estas editoriales, y recordarles que el matrimonio homosexual – por poner sólo un ejemplo -, no es una cuestión de moral, es una cuestión de derechos humanos, de legalidad vigente y de realidad social. Textos como el de Casals, que hablan de familias verdaderas y falsas, pretenden sustituir la ley por la moral, su moral, e imponérsela a los alumnos, eso sí que es adoctrinar.
Rafael Rodríguez
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