Avanzando en una conciliación que respete a la infancia
Muchas veces hemos señalado como la "conciliación" no puede subordinar las necesidades de los niños a las de los adultos, con jornadas interminables en centros de educación infantil. La falta de reivindicacione, la falta de un debate social es un grave problema para la calidad de la educación de la infancia.
De ahí el interés del "Decálogo por la Racionalización de Horarios en beneficio de la conciliación de la vida familiar y laboral" presentadado a mediados de noviembre que recoge las siguientes propuestas:
1. Mayor coincidencia posible entre los horarios de los adultos y los de los menores
2. Que las Administraciones concedan más ayudas a la familia
3. Mejora atención y cuidado de los menores de 2 años por parte de sus progenitores.
4. Medidas en los convenios colectivos para hacer de la maternidad un acontecimiento deseable
5. Flexibilización de los horarios laborales.
6. Desarrollo de políticas y estrategias por parte de las Administraciones.
7. Presencia en el hogar de al menos uno de los padres en los tiempos no cubiertos por el horario escolar
8. Jornadas escolares centradas en las necesidades educativas del menor y en sus ritmos biológicos.
9. Escuelas de padres en horarios accesibles para éstos.
10. Prioridad al interés superior del menor.
Puedes bajarte el díptico en formato pdf aquí o seguir leyendo.
El decálogo fue presentado por Pilar Laguna Sánchez (Vicerrectora de Títulos Propios y Posgrado de la Universidad Rey Juan Carlos y coordinadora del Grupo de Trabajo de Horarios Escolares de la Comisión Nacional para la Racionalización de Horarios Españoles), Arturo Canalda (Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid) e Ignacio Buqueras y Bach (Presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles)
1. Que se produzca la mayor coincidencia posible entre los horarios de los adultos y los de los menores, padres e hijos, como base de una sociedad mejor, más equilibrada y favorecedora de patrones de convivencia saludables.
Corresponde al ámbito sociolaboral la articulación de estas medidas y al ámbito familiar el iniciar un primer paso para lograr el adecuado y equilibrado reparto de tareas.
2. Que las Administraciones concedan más ayudas a la familia, tal y como sucede en el resto de Europa.
En España sólo se destina un 2'7% del PIB a la familia, mientras que la media europea se sitúa en el 8'2%. Una ampliación de las ayudas puede variar considerablemente las decisiones de muchos trabajadores respecto a sus jornadas laborales, por ejemplo.
3. Que se mejoren las iniciativas de protección social y apoyo a las familias para la atención y cuidado de los más pequeños por parte de sus progenitores durante los dos primeros años de vida.
En este aspecto, son puntos esenciales hacia los que progresivamente avanzar la cobertura social de permisos de maternidad más amplios, la escolarización gratuita, la distribución de las horas de trabajo, la cuantía de las ayudas familiares, etc. En todo caso, interesan la cantidad y la calidad de los servicios tanto de aquellos que van destinados al niño como los dirigidos a los padres.
4. Que empresas y sindicatos pacten medidas en el marco de los convenios colectivos para hacer de la maternidad un acontecimiento deseable en vez de una situación que causa problemas a la mujer trabajadora.
Estas medidas, que deben aplicarse desde el inicio de la gestación, han de contemplar ampliaciones de baja por maternidad o paternidad, periodos de excedencia, reducción de jornadas, distintas posibilidades horarias para periodos posteriores en los que es necesaria mucha atención de los padres, etc. Resulta asimismo imprescindible evaluar periódicamente los resultados de dichas medidas y hacer públicos los resultados.
5. Que se flexibilicen los horarios laborales en función del sector y las necesidades individuales de cada trabajador.
Las empresas deben comprender que las medidas que permitan compatibilizar la vida familiar y laboral acaban siendo beneficiosas para la empresa porque fidelizan a los trabajadores y aportan estabilidad. La racionalización de los horarios es, en este sentido, fundamental; debemos acercarnos a los parámetros europeos. Reducción de horario de comidas para adelantar la hora de salida, por ejemplo.
6. Que por parte de las Administraciones se desarrollen políticas y se definan estrategias destinadas a fomentar una participación equilibrada de hombres y mujeres en la vida familiar y en la actividad profesional.
Debe invitarse a los empleadores públicos y privados, así como a los trabajadores y a los interlocutores sociales a intensificar sus esfuerzos por garantizar una participación equilibrada de hombres y mujeres en la actividad profesional y en la vida familiar, en particular mediante la organización del tiempo de trabajo y la supresión de las condiciones generadoras de discriminación salarial entre hombres y mujeres.
7. Que se asegure la presencia en el hogar de al menos uno de los padres en los tiempos no cubiertos por el horario escolar.
Parece necesario "desmontar" el viejo aforismo de que la "calidad suple a la cantidad". Hablando de la educación de los hijos, sin cantidad difícilmente se puede invocar la calidad.
8. Que las jornadas escolares atiendan a las necesidades educativas del menor y a sus ritmos biológicos de manera que puedan mejorar su satisfacción, rendimiento e interés por la enseñanza.
Asimismo, sería recomendable que se diseñen y lleven a efecto programas de actividades extraescolares compartidas entre padres e hijos, que fomenten la relación entre ellos y con la comunidad social y educativa.
9. Que se planifiquen y desarrollen escuelas de padres en horarios accesibles para éstos.
Es notoria la preocupación de los padres en general ante las dificultades que entraña su obligación de ser los primeros educadores y es manifiesta, en muchos casos, su demanda de formación con fórmulas flexibles.
10. Que siempre se dé prioridad al interés superior del menor a la hora de acometer cualquier medida tendente a incrementar el número de horas que padres e hijos pasan juntos.
Las nuevas generaciones son, sin duda, el futuro de esta sociedad; pero también son el presente, un presente desde el que se prepara el futuro y siempre deberán primar sus necesidades reales por encima de cualquier otro interés.
Madrid, a 11 de Noviembre de 2008
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