Una prueba mal diseñada de principio a fin: en su concepción, en su validación, en la explotación de los datos y en la publicidad
Tras los la publicación del ranking de la prueba de sexto y las "explicaciones de la Consejería" resulta evidente que no tienen ni idea. No tienen ni idea de si a los niños de clase baja les va mejor, igual o peor en un colegio público que en uno privado o concertado.
No tienen ni idea de si las diferencias encontradas entre los centros corresponden fundamentalmente a la variable socioeconómica.
No tienen ni idea de como influyen los años de escolarización o la lengua nativa de los hijos de inmigrantes en sus resultados.
No tienen ni idea sobre si los coles que puntuan bien en la prueba tienen verdaderamente unos buenos resultados o sólo son los menos malos.
Ni idea sobre por qué los que ayer estaban abajo hoy están arriba, y viceversa.
Ni idea de si el hecho de que los resultados obtenidos en muchos pueblos es consecuencia del entorno socioeconómico, de la movilidad de los equipos de los colegios o de alguna otra razón.
Ni idea de las desviaciones típicas dentro de un centro o entre diferentes centros con un mismo perfil social o económico.
Ni idea de las competencias lingüisticas y matemáticas realmente analizadas o sobre si hay una sobrerrepresentación de alguna de ellas.
Ni idea de las razones para que la "nota" de este año sea peor que la del anterior.
Ni idea de si los coles dejan de trabajar otras materias por preparar la prueba. Ni idea sobre si hay alguna variable pedagógica que explique la diferencia en los resultados.
Ni idea de cómo hacer que los coles del final de la lista ( y está claro cuáles son) mejoren.
Ni idea sobre si los colegios en los primeros puestos del ranking también deberían mejorar y en qué.
Y no tienen ni idea porque han diseñado una prueba que no puede contestar a esas preguntas y porque la Consejería de Educación ha hecho de la ignorancia pedagógica su seña de identidad con un militante desprecio de las ciencias de la educación.
Pero también desprecian la sociología y la estadística elaborando una prueba sin el menor rigor metodológico, sin validez y sin fiabilidad. Los madrileños y nuestra infancia sufrimos por cuarto año una prueba mal diseñada de principio a fin: en su concepción, en su validación, en la explotación de los datos y en la publicidad; algo que sólo puede llevar a la confusión sobre la situación de nuestros colegios. En su momento despreciaron el rigor de PISA (complejidad le llamaba la viceconsejera) y, durante seis años, han privado a los madrileños de un prestigioso instrumento de diagnóstico.
Desprecián la ley, porque en la LOE se establece claramente que las evaluaciones del sitema educativo no crearán un ranking
Por último, y no menos importante, desprecian sus compromisos públicos. Dijeron que no se volvería a hacer público el ranking de los centros, que la información sería para las familias y para que el centro pudiera mejorar y tampoco lo han cumplido. Curiosamente, en este caso, la Consejería no permite la objeción de las familias y ha hecho una persecución de los contados colegios en los que un gran número de niños no hicieron la prueba porque sus familias anticiparon que todo lo que está pasando iba a pasar.
No tienen ni idea: y lo peor no es que no sepan es que no quieren saber.
Los madrileños no nos merecemos una Consejería de Educación que no cree en la educación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario