FUE, la infancia de nuestra santa, muelle. Matriculada desde tierna edad en el colegio de la Asunción de Velázquez, pudo vivir allí rodeada, exclusivamente, de niñas idénticas a ella. En realidad, para eso es para lo que pagaban sus padres (en aquella época no existía la enseñanza concertada). Pagaban para rodearla de niñas llamadas a ser Grandes de Españas.
Así comienza el artículo, mordaz y reflexivo, que Antonio Oria de Rueda publica en el último número de la Revista Educar(nos), del grupo Milani.
Recogemos un extracto en el desplegable pero puedes acceder al artículo integro aquí. También puedes ojear la revista entera con un interesante monográfico sobre la escuela pública "¡La pública!¡Defensa!" acá.
[…] Cuando, años después, fue elegida presidenta de la Comunidad de Madrid, la santa no hizo sino ejecutar, en su vida pública, las enseñanzas recibidas en su vida privada. Así, su gran aportación a la escuela pública consistió en la promoción de los colegios bilingües: una vez que hemos conseguido que los pobres sean analfabetos en castellano, vamos a intentar que lo sean también en inglés.
De otras cosas, más públicas, pues nada de nada: pasta para profesores de apoyo que compensaran las grandes carencias de los barrios basura, de eso ni hablamos. “Si enseñamos a leer y a escribir y a interpretar las noticias, a los chavales sin pasta, serán más infelices. Cuanto menos sepan de lo que pasa, mejor para ellos.” Y tenía razón… La formación profesional era, en sí, un enigma. Pero le sonaba mal. Como a cosa de poco. Así que no daba ni un duro para renovar los equipamientos o para profesores suficientes.
Lo mismo sucedía con los hospitales. Quería conseguir que los hospitales de los pobres fueran tan buenos como los de los ricos. Sus detractores dicen que eso es imposible, pero la santa era una mujer de armas tomar, y suplía con su energía y entusiasmo su desconocimiento primitivo: sentir y partir cómo vive un parado. Fuera de los documentales, no tenía ninguna experiencia de primera mano que le permitiera acceder a esa realidad. Así, las inauguraciones de colegios y hospitales públicos eran para la santa como cuando los demás vamos a un parque temático: te lo pasas fenomenal, sin necesidad de saber qué es lo que está pasando allí. (Si tuviésemos que recibir cursos sobre mecánica y fisiología antes de ir a un parque de atracciones, pues la atracción no sería tan atractiva).
Hasta encargó una campaña publicitaria en la que aparecía un neonato en decúbito prono, subrayando la suerte que había tenido de nacer en Madrid, el lugar de Europa con los mejores servicios públicos en enseñanza, sanidad…
[En la estación de La Latina, alguien añadió el siguiente bocadillo al bebé: “Y cuándo sea mayor, te voy a demandar, Esperanza Aguirre, por ser tan mentirosa”.]
1 comentario:
Como siempre, Antonio incisivo e inteligente con un texto que refleja una realidad que quiere esconder la Santa...para eso tiene Tele Madrid
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