viernes, 27 de febrero de 2009

Sobre crisis, retrasos y reforma laboral

(Extracto). Ver artículo entero en El País

La crisis nos recuerda que seguimos siendo un país en transición y que los retrasos acumulados durante el siglo XX no se recuperan en dos décadas. Hemos vivido de forma acelerada el cambio educativo, la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y la llegada masiva de inmigrantes, fenómenos interrelacionados que se iniciaron con 30 años de adelanto en muchos países de la UE-15. Hay algunos datos que confirman este retraso hasta justo antes del inicio de la crisis.

En primer lugar, después de Irlanda, España era el país de la UE-27 con mayor peso del sector de la construcción entre la población en edad laboral. Por el contrario, era el segundo (sólo por encima de Rumania) con el menor peso del sector educativo: 8,7%, frente al 3,6%, en 2007, respectivamente. Lo contrario que en Suecia: 4,7% en la construcción y 8% en el sector educativo.

En segundo lugar, España seguía siendo el país con más empleo en ocupaciones que no requieren de calificación: 9,9% de la población en edad laboral.

Por el contrario, la proporción de técnicos y profesionales (20,7%) seguía siendo parecida a la de Grecia o Polonia, por ejemplo, y entre 10 y 15 puntos por debajo de los países escandinavos, Holanda o Reino Unido.

Un simple cálculo indicaría que para tener una tasa de empleo y una estructura ocupacional como la holandesa, España debería crear aproximadamente 4,7 millones de empleos de técnicos y profesionales, y unos 4 millones se requerirían para parecernos a los suecos o daneses.

En tercer lugar, en el uso de ordenadores en los hogares, nos situamos 18 puntos por debajo de la UE-27 en el rango de edad de 55 a 64 años, y entre 40 y 50 puntos si nos comparamos con los países de referencia.

Y en último lugar, en la formación a lo largo de la vida también acumulamos un retraso importante: 18 puntos porcentuales por debajo de la UE-15 y una media de 50 puntos respecto de los países escandinavos.

Lo ocurrido en esta última década en España con la construcción se puede explicar en parte, aunque no en exclusiva, como resultado o componente endógeno del crecimiento.

La intensa creación de empresas y empleo y el aumento de la actividad laboral [cerca de 5,5 millones más de activos, de los cuales 3 son inmigrantes, es decir, nuevos residentes] han requerido una actividad intensiva de la construcción para poner en pie las infraestructuras necesarias. También ha ocurrido en Irlanda en tiempos similares, o en la mayoría de los países de la UE-15 en décadas anteriores, aunque quizá no tan acelerada.

Si nos comparamos con estos países, el exceso de personas empleadas en este sector se podría cifrar entre 3 y 4 puntos porcentuales de la tasa de empleo. Muchas personas han abandonado el sistema educativo atraídas por las oportunidades ofrecidas por la construcción, sin necesidad de tener formación previa.

Hacer frente a la crisis con medidas tales como el Fondo Estatal de Inversiones Locales deben considerarse sólo como una política pasiva, destinada a aliviar los problemas acuciantes de los desempleados de la construcción durante unas semanas, lo que dure la reparación de miles de aceras municipales.

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